EL DILEMA MORAL VIII
DE
LAS VIRTUDES EN SÍ MISMAS
Por
virtud entendemos.- Aquellos hábitos repetitivos bueno, se trata de las cosas
que hacemos de modo habitual siempre inclinados por el bien y la bondad.
Existen
virtudes innatas en la persona, pero estas no operarían sin la presencia de
otras virtudes adquiridas al igual que los vicios, ya que todos al momento de
nacer traemos la herencia genética y con ella, ciertas cualidades propias de
nuestros padres o familiares de quienes las hemos heredado.
La
herencia genética que todos llevamos imprimen en nosotros algunos rasgos de
carácter que simplifican nuestra manera de comprendernos y de hacernos
comprender al mismo tiempo que se deja ver con claridad, cuál es el trato que
debemos tener con estas personas para obtener ciertos resultados de ellas, de
allí que proviene la sabia enseñanza de que todos nacemos con virtudes y
defectos. Lo cual es verdad.
Existen
otras virtudes que las aprendemos, no como las lecciones de la escuela, sino
que, son fruto de la enseñanza constante de esta forma de vida, como sería
enseñar a decir la verdad siempre, enseñar a no retener lo ajeno, enseñar a los
niños a compartir, o algunas virtudes que tengan que ver con la piedad, como,
ir con nuestros hijos a la iglesia y mantener una conducta adecuada al espacio
y el momento, cruzar las calles por donde se debe cruzar y respetar las señales
de tránsito.
Mantener
siempre un dialogo con respeto en el que los gritos no sean respetados sino que
se mantenga una actitud de diálogo y escucha.
De
esta forma es como las buenas acciones que vamos realizando con nuestros hijos
se convierten en fortaleza de ellos cuando de tomar una decisión se trate, sólo
así entenderán que las decisiones hay que idearlas, pensarlas, pesarlas y
medirlas, de tal manera que, cada vez que estemos frente a un dilema moral lo
podamos resolver sin mayor complejidad.
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