EL DILEMA MORAL XI
La caridad
Para
concluir esta temática, debo considerar que los dilemas se los puede solucionar
de una sola vez si se atiende a los dictámenes de la recta razón en el obrar
(prudencia), más aun atendiendo a la nobleza de espíritu, que <<busca
el bien y evita el mal>> y así ante una doble postura de igual
valor, nos queda solo obrar la prudencia y buscar el bien.
La
caridad o amor como le queramos llamar a esta virtud, mira siempre al bien y
obrando de esta manera, tenemos que considerar la jerarquía de valores, la
misma que pone por sobre todas las leyes la ley del amor y no la del talión, es
decir que, quien obra el amor, antepone el perdón antes que el castigo, dicho
esto en justicia y no sentimentalmente.
De
esta manera se expresa el Apóstol San Pablo “…Aunque
repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a
las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es
servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede
con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el
mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la
verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño… Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor”. (Cort 13, 1-13)
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño… Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor”. (Cort 13, 1-13)
Cuando
aprendamos a amar, el odio y malos entendidos desaparecerán, cuando aprendamos
a amar, enseñaremos a amar y no a odiar, cuando aprendamos a amar, buscaremos
la justicia y no la venganza, cuando aprendamos a amar, seguro que las cárceles
desaparecerán, cuando aprendamos a amar, buscaremos lo que en verdad hace feliz
a los demás.
Cuando
aprendamos a amar nos inclinaremos siempre movidos por la bondad, dejaremos a
un lado la sed de venganza, juzgaremos con la certeza de que estamos dando
valor a lo que es primero, lo dictado por la fe y la ley natural, la misma que
ordena todas las cosas y las pone para bien de cada uno de nosotros.
Cuando
aprendamos a amar, tendremos siempre presente, la jerarquía de valores la
justicia y la caridad, antes que cualquier interés particular.