Por Luis Litardo
Todos somos políticos, pero no todos somos formados en política. Los políticos de elección, no quieren formarse, el pueblo elije al más politiquero y menos formado, el pueblo común ignora que es político porque renuncia a ser formado como político.
El pueblo ignora las históricas formas de política porque renunció a ser formado en política y aun amando la democracia, vota por tiranos, demagogos y oligarcas
Un pueblo ignorante elige a tiranos, demagogos y oligarcas, los “políticos de elección” (no formados en política), tampoco son formados en administración pública, el pueblo ignora todo eso, las elecciones son para los candidatos, candidatos son todos los políticos en su mayoría no formados ni en política ni administración pública, el pueblo entonces elige a los peores, es decir, tiranos, demagogos y oligarcas.
El pueblo se queja de sus administradores y dice que los políticos son corruptos, el tirano el oligarca y el demagogo, ignoran lo que el pueblo piensa de ellos, pero no ignoran sus intereses, el pueblo ignora lo que estos piensan de ellos y los intereses personales de estos.
Se rompe la relación entre política y pueblo, por ello los administradores del pueblo defienden sus intereses y su forma de concebir las realidades, el pueblo percibe sus necesidades el tiranos, oligarca y el demagogo percibe sus personales necesidades.
Estos tres terminan administrando para su propio bien y el pueblo no recibe bienes de la clase política, el pueblo se desilusiona de la política pero sigue creyendo al tirano al oligarca y al demagogo.
Por eso el pueblo se equivoca en las urnas, porque se volvió afectivo a personajes “políticos” y se olvidó de sus necesidades hasta que las percibe nuevamente, pero no quiere formarse como político.
Alza su vos de protesta en círculos cerrados pero no en las urnas, ni hace nada por formarse ni por rechazar a los que le han hecho mal, el pueblo olvida pronto y caen en el error histórico, entonces el pueblo repite los errores del pasado y vuelve a equivocarse en las urnas por dos sencillas razones: aprendió a amar a quien le hace mal y odiar lo que le hace bien, contradiciendo el principio universal de moral elemental que dice <<haz el bien y evita el mal>>.
Cuando esto sucede, hay que reconsiderar si en ese medio existió educación o solo información de contenidos y cuales fueron esos contenidos, hay que revisar lo cultural, lo espiritual, lo social. Allí está la clave del por qué se odia al bien y se ama al mal.
Seguro estarán pensando lo mismo que yo, es una pena decirlo pero estamos frente a un pueblo masoquista, dura realidad; y, aunque digo realidad, no estoy diciendo verdad, ya que esta pertenece al fuero interno (subjetivo), en lo objetivo tocara a ustedes determinar.
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