lunes, 5 de mayo de 2014

CUIDEMOS NUESTRA DIGNA ORGANIZACIÓN

Compañero de la JRAP, les escribo compartiendo los mismo propósitos que ustedes, quizá en mis años notoriamente mayor a ustedes, pero con el mismo espíritu joven y entusiasta, cargado de sueños irrealizados por la debacle que nuestro país vivió en décadas anteriores debido a los hechos legibles en la historia narrada por cualquier historiador.

Décadas de insoportable sometimiento por la fuerza a los grandes y poderosos nacionales y extranjeros, cuyas secuelas aun hoy las defendemos en la innovación y reestructuración de los estamentos estatales y el tan anhelado YASUNI ITT al mismo tiempo en defensa contra las arbitrariedades de la TEXACO CHEVRON.

Hoy me veo en la obligación moral de escribirles, porque no quisiera que nuestros días en la JRAP cambien abruptamente, por ninguna circunstancia. Días vendrán en que nuestra organización acoja a muchos otros miembros, días vendrán en que los que ahora estamos ya no estemos, días en que nuestros líderes ya no estén.

Esa preocupación la llevo dentro, por eso les escribo, para afianzar ese espíritu revolucionario, para afianzar ese espíritu luchador, nunca se dejen engañar por quienes podría aparecer como PSEUDOS LÍDERES, ovejas disfrazados de lobos, así está escrito, “heriré al pastor y dispersaré las ovejas” es decir que a falta de los que han estado sosteniendo el proceso desde el inicio, las convicciones de la organización puedan cambiar de rumbo y desvirtuar la lucha y la identidad que hasta ahora se ha mantenido. Días en que aparecerán ambicionando el poder, gentes con recursos económicos atrayentes que llamarán la atención a los débiles “revolucionarios”, días en que el compañero Presidente Correa no esté y tengamos que luchar de otra manera, como lo exponía Diego Machuca, incluso “ ofrendando la propia vida por mantener los ideales” ese espíritu es el que debe prevalecer, no el de políticos cómodos, acomodándose al que tiene el poder o a quien les ofrece un “puestito” de trabajo, no y un no rotundo a esta viejas prácticas de la partidocracia derrotada, somos la nueva generación de políticos, jóvenes pensantes, en el bien común de la patria, con una claridad total de la historia, capaz de revivirla en cada acontecimiento de nuestros días.

Somos la JRAP, no somos un puñado de asalariados cobardes, serviles y rastreros, somos un grupo digno, un grupo que tiene dignidad y trasmite dignidad, somos esa generación nueva que la patria grande necesita, como lo hemos comprobado en cada viaje, jóvenes de diferentes latitudes de nuestro continente, agrupados por los mismo ideales, jóvenes latinoamericanos pensando en el BUEN VIVIR, generación de la esperanza, eso somos.

No cierren la puerta a los conversos, pero no les den cargos de dirigencia, asegúrense siempre que quienes estén allí hayan surgido del proceso de formación política, alguien que haya estado presente con ustedes que haya trabajado con ustedes que respire el mismo aire que ustedes y que por sus venas corra sangre revolucionaria.
No se hagan enemigos de los políticos de turno, pero tampoco les entreguen toda su confianza sin examinar cuáles son sus verdaderas aspiraciones y sin conocer su historia como político.

Déjense siempre impregnar por la sabiduría de los viejos y nuevos luchadores, recuerden que no todo el que te alaga es tu amigo, ni todo el que te humilla es tu enemigo.
Sean cautos, estén despiertos, no dejen que el miedo y la desolación los perturbe, ni permitan que entre a ustedes la ilusión desenfrenada de estar en el poder y arruine las sanas pretensiones que originaron la presencia de ustedes en esta organización. Ustedes ahora tienen identidad, brillan con luz propia.

Si de algo debemos jactarnos es de nuestra lucha por hacer el bien, ese estado permanente de bondad para con el pueblo es lo que nos dará poder y nos hará alcanzar las metas, porque si existe alguna institución de carácter político es para adquirir el poder y poder servir mejor, no es para ninguna otra cosa.

Manténgase firmes en los ideales, en la formación permanente, en la lucha por alcanzar los objetivos, en la decencia, en la dignidad y en defender los colores de nuestra bandera, de nuestra Sur América, de nuestra organización, partiendo por defender esos cinco pasos a la redonda de patria que a cada uno nos corresponde, amémonos nosotros mismos, cada uno en particular, nadie da amor si no tiene amor, amemos a nuestras familias, seamos verdaderos hijos, esposos, padres, hermanos, amigos; amemos nuestras comunidades, trabajemos en ellas y para ellas, amemos nuestras ciudades, nuestras provincias, seamos ciudadanos de bien, entonces ahora sí, amemos nuestra organización, y luchemos por nuestra nación.

Un abrazo.


Luis Litardo.

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