domingo, 23 de septiembre de 2012

EL DILEMA MORAL XI LA CARIDAD


EL DILEMA MORAL XI
  
La caridad
Para concluir esta temática, debo considerar que los dilemas se los puede solucionar de una sola vez si se atiende a los dictámenes de la recta razón en el obrar (prudencia), más aun atendiendo a la nobleza de espíritu, que <<busca el bien y evita el mal>> y así ante una doble postura de igual valor, nos queda solo obrar la prudencia y buscar el bien.

La caridad o amor como le queramos llamar a esta virtud, mira siempre al bien y obrando de esta manera, tenemos que considerar la jerarquía de valores, la misma que pone por sobre todas las leyes la ley del amor y no la del talión, es decir que, quien obra el amor, antepone el perdón antes que el castigo, dicho esto en justicia y no sentimentalmente.

De esta manera se expresa el Apóstol San Pablo “Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada. El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. 
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño… Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor
”. (Cort 13, 1-13)

Cuando aprendamos a amar, el odio y malos entendidos desaparecerán, cuando aprendamos a amar, enseñaremos a amar y no a odiar, cuando aprendamos a amar, buscaremos la justicia y no la venganza, cuando aprendamos a amar, seguro que las cárceles desaparecerán, cuando aprendamos a amar, buscaremos lo que en verdad hace feliz a los demás.

Cuando aprendamos a amar nos inclinaremos siempre movidos por la bondad, dejaremos a un lado la sed de venganza, juzgaremos con la certeza de que estamos dando valor a lo que es primero, lo dictado por la fe y la ley natural, la misma que ordena todas las cosas y las pone para bien de cada uno de nosotros.

Cuando aprendamos a amar, tendremos siempre presente, la jerarquía de valores la justicia y la caridad, antes que cualquier interés particular.

EL DILEMA MORAL X LA LEY Y LA JUSTICIA


EL DILEMA MORAL X

La ley y la Justicia
Un dilema en particular se da entre estos dos conceptos, la ley y la justicia, ya que la una asume la presencia de la otra casi sin temor a equivocarnos, sin embargo en el dilema estas dos partes podrían estar en contraposición debido a motivos superiores.

La ley es entendida como aquella voluntad del soberado que de forma prescrita en la constitución, manda permite o prohíbe realizar ciertos actos, esto atendiendo al imperio de la justicia que es la voluntad constante de dar a cada quien lo que le corresponde, ahí entra el dilema.

Mientras que, el cumplimiento del deber se ve custodiado por la ley, que me dice lo que debo o no debo hacer o hasta dónde puedo llegar en mi procedimiento, en materia concreta la justicia se sirve de la ley para su recto proceder, pero esta ley bien entendida en una jerarquía de valores la misma que clasifica las leyes de acuerdo a la importancia y necesidad.
Tenemos entonces que saber, qué ley está por sobre la otra, entonces se hace necesario clasificar la ley en: Ley divino positiva, recogida en la biblia en especial en los diez mandamientos, los mismos que priman sobre cualquier ley civil, la Ley Natural, que es la ley regida por la naturaleza, la misma que ejerce su dominio sobre todas las criaturas naturales y en justicia da a cada quien lo que le corresponde; La ley humana, conocida en algunos países como ley civil en general, son las leyes dadas a los ciudadanos, esta también ejerce una jerarquía y tiene como cabeza de todas las leyes civiles la constitución, de ella se desprenden las otras leyes civiles, penales, laborales, de tránsito, etc.

Todas estas leyes miran a la justicia, pero para que impere la justicia no hace falta tener en cuenta la ley, sino ante todo el sentido común y la caridad, cuya virtud derivada es la justicia.

Es por esta razón que, en ocasiones ocurre que algunos vigilantes de tránsito, permiten circular vehículos particulares a gran velocidad, ya que en el interior va una persona al borde de la muerte y atendiendo a la jerarquía de las leyes, está primero la ley natural por la que se defiende la vida antes que la ley de tránsito, en derecho se le denomina a esto, Ley de la gradualidad.

Existen los caso de jueces, que han puesto penas suaves a personas que han cometido un delito grave, debido a la sana critica, por la que el culpable no reúne las características de un delincuente común, a esto se le llama la gradualidad de la ley.

Y así podríamos ir argumentando muchos casos en los que se encuentran dos leyes y al desconocer esto, se crea el dilema moral, al no saber qué hacer en casos concretos donde dos leyes parecen no estar de acuerdo o donde las dos posturas sean de igual peso, pero solo debo optar por una, a costa de los daños o la aparente infracción que se cometa.

EL DILEMA MORAL IX JERARCAS Y SUBORDINADOS


EL DILEMA MORAL IX

JERARCAS Y SUBORDINADOS
Al tratar de este tema, parecería estar empleando una antigua forma de composición social no tan venida al tiempo ni querida por el contexto.

Pero aquí no vamos a tocar las posturas políticas ni ideológicas, sino sólo lo concerniente al uso exclusivo de una jerarquía de valores o jerarquía moral, por la que damos a cada persona y a cada evento  un lugar apropiado distribuyendo así en jerarcas y subordinados por ejemplo, de jerarca “Madre” subordinado “Hijo”.

La ley.- La ley siempre será un referente para las prácticas sociales, ellas nos muestran que acciones son permitidas en esta sociedad y que acciones no son permitidas, pero ante la ley estará siempre como jerarca la justicia, es decir, la ley está al servicio de la justicia y no al revés. Cuando aplicamos la literalidad de la ley, podemos caer en un vicio de legalidad si desconocemos la justicia que se quiere implantar por la letra de la ley, de tal forma que no es posible actuar la justicia al margen de la misma, de este modo, sabremos cómo proceder en casos de dilema en el que la ley y la justicia parecen no estar de acuerdo, por lo que se apela a instancias superiores de la justicia, la misma que pende de la caridad.
En todos los campos siempre tendremos en cuenta, que cosa está primera; la  ley, está al servicio de la justicia y ésta de la caridad. De tal manera que ante una acción en la que se tenga duda sobre si se actúa o no, se tiene que mirar por un lado la ley, que nos dice esta al respecto y luego la justicia que bien entendida es la voluntad constante de dar a cada quien lo que le corresponde estrictamente.

Nunca es saludable actuar movidos por el odio o la venganza, ya que en ella actúa la injusticia antes que la justicia, aunque la letra de la ley fije el castigo, la justicia juzga el contexto y la caridad cambia los miramientos humanos sentimentales, por razones fundamentales para obrar, de esta manera los dilemas se dan en la disyuntiva ante la aplicación de una norma y la conducta aprendida.

Cuando la aplicación de una norma, está en contraste con la necesidad afectiva suelen aparecer dilemas por los que se denuncia a los propios hijos o padre, pero mirando más allá, las necesidades o apegos afectivos, suelen ser más fuertes que la misma justicia, razón por la que muchos permiten que se les maltrate ya que quien lo hace goza de un privilegio afectivo.

EL DILEMA MORAL VIII DE LAS VIRTUDES EN SÍ MISMAS


EL DILEMA MORAL VIII

DE LAS VIRTUDES EN SÍ MISMAS
Por virtud entendemos.- Aquellos hábitos repetitivos bueno, se trata de las cosas que hacemos de modo habitual siempre inclinados por el bien y la bondad.

Existen virtudes innatas en la persona, pero estas no operarían sin la presencia de otras virtudes adquiridas al igual que los vicios, ya que todos al momento de nacer traemos la herencia genética y con ella, ciertas cualidades propias de nuestros padres o familiares de quienes las hemos heredado.

La herencia genética que todos llevamos imprimen en nosotros algunos rasgos de carácter que simplifican nuestra manera de comprendernos y de hacernos comprender al mismo tiempo que se deja ver con claridad, cuál es el trato que debemos tener con estas personas para obtener ciertos resultados de ellas, de allí que proviene la sabia enseñanza de que todos nacemos con virtudes y defectos. Lo cual es verdad.

Existen otras virtudes que las aprendemos, no como las lecciones de la escuela, sino que, son fruto de la enseñanza constante de esta forma de vida, como sería enseñar a decir la verdad siempre, enseñar a no retener lo ajeno, enseñar a los niños a compartir, o algunas virtudes que tengan que ver con la piedad, como, ir con nuestros hijos a la iglesia y mantener una conducta adecuada al espacio y el momento, cruzar las calles por donde se debe cruzar y respetar las señales de tránsito.

Mantener siempre un dialogo con respeto en el que los gritos no sean respetados sino que se mantenga una actitud de diálogo y escucha.

De esta forma es como las buenas acciones que vamos realizando con nuestros hijos se convierten en fortaleza de ellos cuando de tomar una decisión se trate, sólo así entenderán que las decisiones hay que idearlas, pensarlas, pesarlas y medirlas, de tal manera que, cada vez que estemos frente a un dilema moral lo podamos resolver sin mayor complejidad.

EL DILEMA MORAL VII JERARQUÍA MORAL


EL DILEMA MORAL VII

JERARQUÍA MORAL
La jerarquía moral tiene que ver con una educación en virtudes, esto es una especial formación permanente en el área de la moral y así podremos ir enumerando algunos detalles de acuerdo  a cada virtud en especial, sin hacer de este material un tratado de moral fundamental, sino solo atendiendo a la virtud en especial.
Siempre es bueno en los niños ir creando un ambiente de diálogo y comprensión, porque los niños son el reflejo de lo que son los adultos, esto dicho en un porcentaje muy alto y así a padres irrespetuosos, hijos mal portados o como se lo quiera entender mejor, como lo diría Jesucristo, “no se cosechan uvas de los espinos”… porque “al árbol se lo conoce por su fruto”. Si queremos tener hijos comprensibles, tenemos que ser padres comprensibles.
El comportamiento de los padres será en sí lo que dará a los hijos los cimientos de ética y moral, no se pretenda nunca que los hijos serán distintos a nosotros, de cinco hijos uno podría ser diferente, de uno a tres, no tenemos ninguna garantía de tener un hijo diferente, ellos será el fiel reflejo de nosotros o de lo que nosotros hayamos hecho con ellos.
Como ejemplo un hijo que ha recibido golpes desde muy pequeño, será un hijo que le gustará agredir a otros, mientras que un hijo que no ha recibido golpes, será una persona abierta al dialogo en cualquier circunstancia de la vida. No es posible creer que los hijos no nos hacen caso, lo posible es creer que nosotros somos incapaces de crear un ambiente para que nuestro hijo nos obedezca. Tenemos que dejar de creer que el niño es malcriado, los niños son lo que aprenden a ser y así es como impera en él la injusticia, porque las órdenes que recibe provienen de un estado de ánimo irracional, es decir, se les habla o golpea con crueldad cuando se tiene ira, mientras tanto no, y eso prepara al niño para ser injusto y usar el espacio como de costumbre sin advertir que ese no es el momento de actuar de esa manera.
Si los adultos creamos en los hijos esa jerarquía moral, los hijos crecerán de tal manera, que con solo la mirada del padre o la madre ellos ya sabrán que hacer, sin miedo a ser castigados, sino atendiendo a las razones por las que tienen que actuar, siempre, sin necesidad de recurrir a los golpes o los gritos.
Y así, si el niño aprende que tiene que respetar a los adultos y que debe pedir las cosas y no tomarlas, al momento de emplear estas dos jerarquías al mismo tiempo descubrirá, que si se porta mal con un adulto, le será negado también lo otro. Esta forma de enseñanza debe mantener una constante permanencia.

EL DILEMA MORAL VI LOS SUEGROS O ABUELOS


EL DILEMA MORAL VI

LOS SUEGROS O ABUELOS
Estas personas de mucha influencia para los hijos y los nietos, constituyen una ayuda y un peligro, ya que el sentido de padre (como autoridad y protección) o como abuelos (sobre protectores de los nietos) suelen ser de fuerte influencia en el seno de las familias.
Por ley natural los hijos tienen a sus padres, pero en el aspecto social esta tendencia solo permanece hasta la etapa de la emancipación, que en muchas sociedades dura hasta la mayoría de edad, hasta que los hijos terminan sus estudios de tercer nivel o hasta que se casan.
En muchos países llamados desarrollados, los padres solo permiten a los hijos que vivan con ellos hasta que estos terminan sus estudios, luego los obligan abandonar la casa paterna para que ellos puedan realizarse como personas y como profesionales dejando en tranquilidad la intimidad de los esposos.
En nuestro medio es difícil que los padres dejen la paternidad con los hijos y hasta mucho después de casados ellos siguen influyendo sobre las decisiones que los hijos adultos deben tomar, causando con esto una suerte de dependencia anímica en la administración del hogar, en donde, los esposos, dependen en mucho, de la opinión y decisión de los padres.
Por eso, considero de suma importancia este tema y he querido tocarlo en el desarrollo de nuestra temática general del "dilema moral" para lo cual es necesario considerar la jerarquía de valores, saber ubicar cada cosa en su lugar y darle a cada persona el lugar que le corresponde. Pues de ello dependerá, el buen desenvolvimiento de las relaciones entre las personas.
Junto a este tema podríamos también considerar a los maestros y amigos que si bien son personas ajenas a nuestras familias, poseen a su vez, un grado muy alto de influencia, debido a la cercanía que tienen con nosotros; y, aunque estas personas no sean objeto directo de nuestro estudio, creo que cada uno en particular debe ir situando el lugar propio de las personas que no son de nuestra familia, pero que ejercen influencia en ella.

EL DILEMA MORAL V LOS PADRES Y LAS MADRES


EL DILEMA MORAL V

LOS PADRES Y LAS MADRES
Estos son la máxima autoridad para los hijos, ninguna persona está en disposición de desautorizarlos ni contradecirlos, dentro de los parámetros establecidos en la ley y las buenas costumbres sociales.

Los padres (como le vamos a llamar a Papá y mamá) cumplen una función de extrema responsabilidad con la sociedad, de ellos dependerá el buen desarrollo de la misma y son ellos los únicos responsables del futuro social.

Los padres a más de la procreación de los hijos o la adopción, deben velar por la alimentación, la salud y el vestido de los vástagos, ellos son los que responden en primera instancia de socorrer las necesidades sociales; de contar con buenos ciudadanos, excelentes trabajadores y personas cualificadas para misiones especificas en la sociedad, ya como estudiosos, como obreros como soldados, religiosos, clérigos y pastores, ya como orientadores, personas aptas para comunicación social, en el campo científico de las ciencias médicas y de la ingeniera, la cibernética y toda la gama de la tecnología, personas con un alto nivel intelectual o de responsabilidad en la ocupación que tengan, como comerciantes, artesanos, artistas plásticos, actores, músico, etc.

Porque de todo esto está compuesta la sociedad, siendo que es en la familia donde estos se forman y son los padres los que animan a los hijos y descubren en primera instancia el talento que ellos poseen, el mismo que deben hacer surgir para que toda la sociedad se nutra de ello. Del mismo modo son los padres los que forman a los delincuentes, porque todo lo que hacen los jóvenes es fruto de lo que pasa en su familia.

También es de considerar que existen hijos que aún proviniendo de padres buenos realizan acciones indecorosas.

Por eso se dice que la responsabilidad de un padre y de una madre va más allá de dar el alimento, es necesario darle a los hijos la seguridad que podrán vivir tranquilos el resto de sus vidas, para esto existen muchas recetas, las mismas que nos va diciendo que clase de hijo queremos tener y cómo debemos actuar para conseguir aquello.

EL DILEMA MORAL IV LOS HIJOS


EL DILEMA MORAL IV

LOS HIJOS
O la prole, son el fruto de la unión marital entre un varón y una mujer, pero existen hijos no naturales obtenidos por vía de adopción, los mismos que tienen igual derecho que los hijos naturales.

Los hijos constituyen el segundo eslabón en la jerarquía de valores, por dos razones fundamentales, la primera por ser el fruto de los padres y la segunda por su carácter de fragilidad, los mismos que necesitan el sostén y apoyo de los progenitores y de la sociedad.

Entre los hijos con relación a los padres no existe diferencia en el carácter jerárquico, por lo que  ningún hijo debería ser más querido que los otros, pero si existe una jerarquía en cuanto a la madurez y la responsabilidad que derive de ello.
Con normalidad los hijos con rango de autoridad son los mayores, a ellos se les confía el cuidado de los hermanos menores y se les encarga tareas que favorecen a desconcentrar la actividad de los padres ya en relación a los hijos ya en relación al cuidado de la casa, también asumen rangos jerárquicos, los hijos más obedientes, maduros o los que poseen ciertas cualidades de liderazgo, estos son de mayor confianza debido a que sus padres o representantes pueden confiar en ellos sin la presencia de ningún adulto.

Para los hijos en cambio, el primer eslabón es el de los padres, los padres de sus padres y luego sus hermanos en cuanto a la filiación, enseñándolo de esta manera, los hijos tendrán siempre un referente de autoridad y se adecuarán a vivir en una sociedad donde siempre tendrán una autoridad a la que hay que respetar.

Cuando se delega responsabilidades paternas a los abuelos, es necesario tener en cuenta que no siempre los abuelos son buenos criadores de hijos, los abuelos están más relacionados por el lado del afecto que el de la corrección, tarea que casi siempre queda en manos de los padres. Si se llegó a delegar, cuide que los abuelos no estén restando autoridad a los padres, esto conllevaría a –Posteriori- a tener una sociedad corrupta, donde las personas se acostumbrarían a no acatar las disposiciones de su jefe inmediato o de la autoridad, por llegar a la máxima autoridad, saltándose la jerarquía ya implantada, a eso en cualquier sociedad del mundo se le conoce con el nombre de corrupción.

Educando a los hijos así, solo contribuiríamos a corromper más la sociedad.


EL DILEMA MORAL III EL PRÓJIMO


EL DILEMA MORAL III

EL PRÓJIMO
Para las personas que sostiene alguna creencia religiosa, el primer lugar lo ocupa Dios, luego el prójimo. El prójimo sería el primer momento de nuestro análisis.

Según las enseñanzas cristianas, el prójimo es toda la gente, pero esta gente sostiene también una jerarquía y es así como lo vamos a clasificar: El primero de entre el prójimo, soy yo, mi yo es mi primer prójimo, a quien debo amar y respetar, y solo en la medida del amor que me tenga seré capaz de amar o estimar a los demás, este amor, no debe ser excesivo, antes bien debe ser justo, de tal manera que no nos otorguemos un cariño excesivo, viciado por el egoísmo.

La razón es porque <<prójimo>> proviene del latín <<próximus>> significa <<próximo>> es decir el más cercano. En este punto entra la voluntad, que impera sobre las decisiones de las personas haciendo que estas opten por cualquiera de las alternativas planteadas. En el caso de la pareja, esta es de opción racional, por lo que se excluye el rechazo entre ellos.
 
Luego de nuestro yo, existen otras personas que viven con nosotros, como lo es la pareja, es esta persona la que ocupa el segundo lugar, casi en completa igualdad con el yo, nunca menos siempre igual.

La pareja constituye nuestro segundo prójimo, a ella nos sometemos como a nuestra propia voluntad, quizá muchos se preguntaran y porque entonces existen las separaciones, la respuesta es simple, la persona que vive con nosotros debe darte igual trato, caso contrario, no puedes bajo ninguna circunstancia permitir que alguien este anulando tu propia estima, y cuando el conflicto subsiste aun a pesar del amor que se tenga alguna de las partes, es necesario que por un tiempo ellos se alejen, con la finalidad de valorar las cosas que no valoraron mientras convivían.

La pareja siempre será nuestro primer prójimo aun a pesar de las dificultades en la convivencia, por naturaleza, si existe un conflicto, o emergencia, siempre se tenderá a defender las causas de la pareja antes que cualquier otro incluso por sobre los hijos y los padres.

Seguro parecerá esto contradictorio a la concepción originaria de la vida, tal y como la concebimos en la actualidad, la misma que tiene una mezcla de valores y antivalores, donde la virtud es un defecto y los vicios son alabados.

Por eso estamos como estamos, clamamos a Dios y parece no escucharnos, pedimos más resguardo policial, pero es sacrificio inútil, si en el seno de las familias, no existe un ápice de voluntad para enmendar lo que está mal dirigido.

EL DILEMA MORAL II EL DILEMA EN SÍ MISMO


EL DILEMA MORAL II

EL DILEMA EN SÍ MISMO
El dilema moral no es más que una situación conflictiva en la que el sujeto se encuentra; situación en la que caben dos posturas de la misma magnitud, con igual grado de moralidad, pero una sola de esas acciones es posible, afectando de esta forma a la otra parte, es decir que se tiene que actuar de cualquier forma, ya sea que se afecte a uno o a otro.

Existen algunas formas de dilema moral, pero aquí nos vamos a centrar en los dilemas reales, en esos tópicos de la cotidianeidad.

Los dilemas morales los tenemos a diario y es necesario saber cuándo en si estamos frente a un dilema y cuando no, por eso es necesario tener claro cuál es la jerarquía de valores, que cosas son primero y que cosas son después, cual va en el primer lugar y cual en el segundo y así sucesivamente.

En ocasiones se  hace muy difícil decidir sobre alguna materia en la que conjugan la ley y los principios morales, en la que los dos están de acuerdo o en la que los dos se distancien, los dilemas, se suelen formar justo cuando hay que cumplir una ley, pero esa acción lleva consigo dejar algún principio moral, como lo sería, el denunciar a mi mejor amigo sobre el crimen que se cometió.

Como es de comprender a simple vista, la amistad es una virtud derivada de la caridad, y el silencio del testigo lo convierte en encubridor, además que se convertiría en un traidor si denuncia y eso le acarrearía perder una buena amistad.

En esta jerarquía de valores  entran en juego varios binomios como son: Los preceptos bíblicos y las formas de concebir la fe en el universo de caracteres eclesiales; las enseñanzas de los padres y la formación académica y particular de los hijos; la formación de los sujetos, y la amistad; la ley y la necesidad, etc.

A esto se juntan varios interrogantes que es necesario considerar en este tema del dilema moral  como por ejemplo: ¿A quién o quiénes afectará esta acción? ¿En qué medida afectará a cada uno? ¿Qué efectos favorables y desfavorables tendrá para cada parte? ¿Cuál será el balance de bien y mal entre todos los afectados?

Esto necesita un razonamiento rápido, por lo que se requiere de una materia disponible ya en la memoria.


EL DILEMA MORAL I INTRODUCCIÓN


EL DILEMA MORAL I
INTRODUCCIÓN

Siempre que nos encontramos en una situación de la que se requiere dejar la ley o los principios por otras convicciones, nos encontramos frente a un dilema moral, el mismo que ejerce una fuerte influencia sobre nuestras decisiones.
Como es conocido, el dilema vacila entre dos posturas completamente concordantes, pero una sola es posible, en ese instante, como podría ser el caso de un bombero que debe apagar el incendio que consume la casa de quien le quemó la casa de su familia dejándolos en la completa miseria, o el policía que debe detener al delincuente que le salvó la vida, o el clérigo que debe callar el secreto de confesión aún a sabiendas que el criminal que mató a su madre está junto a él.

En los centros educativos y en las familias, es necesario poner mucho énfasis en la aplicación de las normas de ética y moral, ya que en estos lugares es cuando más existe la complicidad al momento de encubrir alguna acción repudiable, en la que se aplica el dilema moral, entre la norma y la amistad.

Casos como esos y un sinnúmero de casos más conviven con nosotros a diario y en la mayoría de ello no se sabe qué hacer y se da paso a lo que podría esperar, se mezcla lo necesario con lo importante, se mal establece la jerarquía de valores, se confunde razón con sentimiento. En fin se actúa como no se debería de actuar, porque a quienes nos ha tocado decidir sin previo razonamiento, también nos ha tocado sufrir la desgracia de llegar con nuestros propios pies a donde no queríamos llegar.

Pensando en todo eso, consideré necesario escribir algunos artículos sobre este tema, en el que las coincidencias con el diario vivir, parecerá estar imbuidas de noticias de cada uno, o en el extremo, sacadas de novelas de ficción, de cualquiera de las dos formas, será el fiel reflejo de nuestro complejo diario vivir.

Hablar de dilema ya constituye en las mentes de muchos en un problema sin solución y hablar de moral, significa tratar un tabú.

Pero el dilema moral, más allá de ser algo sin solución por lo que no se lo debe tocar, es un tema que nos debería preocupar, para ayudar así a la composición de nuestra compleja sociedad, en la que cada día el crimen comulga con el castigo.

Les invito a seguir cada uno de estos artículos, los mismos que tienen como finalidad ir resolviendo el dilema moral.