sábado, 25 de junio de 2011

DELINCUENCIA JUVENIL

Se tramita una ley en la Asamblea Nacional, en la que se propone el endurecimiento de penas para menores infractores, a tal punto que adquieran la misma responsabilidad que tienen los adultos en materia jurídica, esto debido a que, el número de jóvenes que delinquen van en alza y las penas y sanciones son en extremo deficientes.

Ahora bien, se aduce a que si los jóvenes tienen capacidad para sufragar, también tienen capacidad para hacerse responsable de los delitos que comenten, de tal manera que se los pueda juzgar con leyes proporcionadas al delito y de igual manera las penas impuestas en las sentencias.

Muchos llegan al absurdo de comparar a nuestro País con países extranjeros que son potencias económicas y en otros muchos aspectos sirven como referencia primordial.    

Lamentablemente, las personas que proponen esta ley, al parecer desconocen, que los jóvenes solo tiene ciertas capacidades pero eso no le da por sí mismas responsabilidades ulteriores, la razón es la siguiente:

Por el hecho de ser los jóvenes sujetos de cambios violentos a nivel fisiológico, (desarrollo) no es posible que ellos tengan control sobre la adrenalina que fluye por sus cuerpos.

Mal está comparar la capacidad de elegir a sus líderes con la capacidad de frenar algo que su misma inteligencia desconoce, esto dicho como persona adulta, que también vivió estos cambios y (sin tratar de generalizar) sabe lo difícil que es controlarse en esta etapa de la vida.

Esta capacidad de identificar a sus líderes y el fluir de la adrenalina, no los justifica de los delitos, por supuesto que no, solo que, visto desde el punto de vista de la ética y la moral, éstas personas no están en completo uso de sus facultades, ya que una fuerza natural ajena a sus conocimientos, les obliga a realizar cosas que sabemos los adultos, solo un joven puede realizar.

A esto se suma que la globalización a sometido a toda la gente en un ritmo de vida inconsciente de la realidad topográfica habitual, lo que lleva a descartar todo tipo de acercamiento a las raíces culturales por verlas como algo anticuado y de mal gusto, pues mejor es lo de fuera.

La gran cantidad de cine y televisión violenta, genera violencia, los jóvenes imitan todo lo que ven, quieren ser como esas personas que salen en el cine o la televisión, pensar en una ley para reprimir a los jóvenes, sería como haber olvidado quienes fuimos.

No estoy tratando de defender la delincuencia juvenil, pero sí creo que los padres y tutores deben ser más responsables de lo que hacen los menores que están a su cargo y bajo su responsabilidad, porque ellos callan cuando los ven con malas amistades o cuando ellos llevan cosas sin indicar las procedencias.

Saber que el amar a los hijos no significa darles todo, porque el día que no podamos darles a ellos lo que piden se volverán contra nosotros y comenzaran a faltarnos al respeto, a tomar lo de casa para venderlo fuera y lo último, a vivir una vida de espalda a los padres, sin ninguna autoridad que los gobierne.

El joven no siempre nace delincuente, en muchos de los casos responde a un patrón de vida aprehendido en el contexto de vida, otros tantos son víctimas de algún tipo de maltrato que afectó su psicología. Una minoría responde a las crisis económica causante de la marginación social, muy pocos son víctimas del racismo o de la ignorancia por falta de formación.

En algunos jóvenes convergen todos los males antes citados, lo cual los hacen peligrosos en extremo, aun así la ayuda gubernamental llega solo a una escasa minoría, y en número insignificante se puede contar a los que reciben ayuda de parte de instituciones no gubernamentales.

Creo que en lugar de estar pensando en endurecer las leyes y las penas contra los menores, deberían estar pensando cómo solucionar este problema que va en crecimiento y de nada le ha servido a ninguno de los otros países el endurecimiento de penas, ya se ha demostrado que esa no es la solución.

Los Estados Unidos de Norte América nos dan un ejemplo de cómo eliminar el alto índice delincuencial y eso se lo logra con acciones gubernamentales y sociales que tengan como prioridad la dignidad de la persona humana, dicho esto en resumen.

Con planes que miren al niño y al joven desde su naturaleza, enmarcados en un contexto de cambio social capaz de influenciar. Por lo que es de aprovechar las herramientas que nos permitan acercarnos a los jóvenes, en lugar de satanizar o sencillamente lanzar expresiones que denigren a los jóvenes y su actividad.

Seguramente se estará pensando en una solución inmediata, pero la solución inmediata no es la desaparición del infractor, sino el incluirlo en un sistema de producción, es decir que, es necesario dejar de llamar criminal al que delinque y tratarle como la sociedad nunca le trato, total ellos son el resultado de lo que somos como sociedad, ellos están allí para decirnos que es lo que nos pasa como familia, como líderes o como profesionales, allí está el hijo maltratado, el desempleado, el marginado, etc.

Ellos nos atacan porque necesitan defenderse de lo que la historia ha hecho con ellos y es a esta gente a la que hay que tratar de rescatar, no de desterrar.

Para comenzar, sabemos que no contamos con un sistema carcelario capaz de formar a un individuo, las cárceles son solo sitios de aislamiento social, pero nunca centros de rehabilitación social. Por eso creo que es necesario reconsiderar esta propuesta, y en lugar de ser un país que imita a otros en la represión de los jóvenes infractores, ser los abanderados de una metodología capaz de reinsertar a la sociedad a menores infractores.

El problema es que, siempre es más fácil echar la culpa a otros, pero qué difícil es pensar un poco más por el bien de nuestra sociedad. Claro, a quien le pagan para que haga leyes, de alguna manera tiene que justificar.

Reconozcamos que el problema de la delincuencia no radica en el delito, sino en las causas que lo originaron.  
   

domingo, 12 de junio de 2011

CRISIS MATRIMONIAL EN EL ECUADOR

El matrimonio  es una institución muy antigua, y naturalmente consiste en la unión de un varón con una mujer para entregar sus cuerpos y tener hijos. En el tiempo; y, de acuerdo con las culturas, el matrimonio fue adquiriendo ciertas formalidades que le daban el carácter de “requisito social” por el que las autoridades civiles le daban el voto de aprobación a dicha unión.

Como las sociedades civiles estaban plenamente ligadas a las devociones ancestrales, el matrimonio se lo vio desde el punto de vista teológico, en el que la pareja se unía y dicha unión debía ser aprobada por los dioses mediante un ritual. En muchas civilizaciones antiguas, éste matrimonio se lo podía repetir varias veces durante la vida. En armonía con esta corriente, el antiguo testamento aprueba el divorcio por un acto de infidelidad.

Con el cristianismo, el concepto de matrimonio cambia, y este se convierte en Sacramento (signo sagrado) por el que los cuerpos de los contrayentes se dan en mutuo consentimiento y reciben la bendición de Dios por medio de un representante de la iglesia, el mismo que actúa en nombre de la iglesia como mero testigo, ya que este sacramento es el único donde los contrayentes son los auténticos ministros. De esta manera se lo vivió durante todo el tiempo que duró el Imperio Romano y el Imperio Franco, por ser un sacramento, los contrayentes se unían para toda la vida.

A partir de la Revolución Francesa, el matrimonio cambia esta particularidad de unión perpetua y en muchos países y se convierte en unión civil. Otros adoptan el matrimonio civil como una ruptura con la jerarquía eclesiástica y de este modo, los ciudadanos civiles son quienes casan y separa a las parejas.

Con la llegada de la pos modernidad, no solo comienza una etapa de migración del compromiso matrimonial, sino que al mismo tiempo, en la época pos concilio (Vaticano II) por una mala interpretación del concilio, aparecen varios sacerdotes que decidieron dejar la vestimenta y las costumbres sacerdotales existentes y se hicieron a un lado esperando que los clérigos pronto puedan contraer matrimonio y es así, como en la época pos moderna toma fuerza esta corriente que anula todo compromiso perpetuo (matrimonio y celibato sacerdotal).

En épocas del neoliberalismo (nuevo liberalismo) las percepciones de la vida y del compromiso son cada vez menos exigentes, las jóvenes generaciones, se ven más atraídas a lo que les resulta fácil y llamativo, con la globalización y la gama de noticias de los famosos que se casan varias veces, se introduce en el pensamiento esta forma de vida, que niega todo afán de revalorizar lo que en esencia pertenece al componente social, que es la familia, “los jóvenes ya no se casan, se dan”, expresa un anónimo.

Con toda esta corriente de cosas, la consecuencia lógica que se sigue, es que cada vez a menos personas les guste el matrimonio y muchas otras decidan probarlo a ver qué pasa si gusta o no y luego el divorcio, a esto también ayuda la proliferación de grupos no católicos que apuestan a un matrimonio renovable y otros a aceptar el divorcio como un mandato de Dios expresado en la biblia.

En nuestro Ecuador, el tema del divorcio va en alza y las garantías para sostener una sociedad son cada vez menos favorables, ya que al anular el matrimonio como vínculo perpetuo, se arrastra la consecuencia de tener más divorcios y menos hogares completos, y esto no se lo podría llamar un acto de irresponsabilidad de parte de las parejas, sino una asimilación de lo que la misma sociedad  está haciendo con sus miembros.

Aun así, en todo comportamiento humano - social, se impone una forma nueva de pensamiento (corriente filosófica) que va delineando unas estructuras de pensamiento y por ende de comportamiento, que están en constante cambio, yendo siempre adelante.

Difícilmente se logrará tener un grupo de personas, pensando unificadamente en pro de una sociedad, ya que a ellos sólo los unen los intereses comunes y guardan cierta distancia en lo concerniente al pensamiento plural.

La crisis de los matrimonios aumenta con el liberalismo feminista, en sociedades conservadoras como la nuestra, en la que no es posible compaginar una conducta regulada por ideas poco concebidas de una liberación feminista vs un arraigado machismo, en el que el varón tiene la última palabra. Los puntos de vista son del todo inconciliables, solo capaces de coincidir en décadas posteriores, solución a la que muchos ya le estamos buscando una solución.

Tal y como van las cosas, la tendencia es a formar sociedades sin sociedades, que bien lo podríamos llamar, sociedades light por no contener todos los elementos necesarios que una sociedad normal los tendría.

En épocas posteriores, se apunta a formar sociedades que hasta este momento no son concebibles y resultan contradictorias con el modo de pensamiento (herencia generacional), el mismo que se contrapone con el pensamiento liberal implantado por el nihilismo global que introduce diariamente cientos de formas de concebir la vida.

La crisis aumenta cuando las personas que reciben la información, tienen escasa preparación filosófica social y creen que los sistemas de vida de países como los Estados Unidos y Europa pueden ser adaptables a nuestra sociedad.


viernes, 3 de junio de 2011

El problema del incremento de la delincuencia tiene los siguientes puntos a considerar


1.       No depende ni de policías, jueces ni de fiscales; depende de una nula formación permanente en los núcleos sociales, donde más urgencia de ella se tenga.
 2.       Por un lado la corrupción está en todas partes y por otra hay que considerar que los efectos del alma no los contrarrestan los medios materiales, por muy visibles que éstos parezcan, el alma responde a una faceta espiritual inconciliable con la faceta material.
 3.       Cuando las leyes son deficientes, y no me refiero aquí a la deficiencia de las penas, sino a que una ley por dura que parezca, podría dar pie a que se la pueda violar o sencillamente desviar de su verdadero sentido, es muy difícil que se cumplan los parámetros de ley establecidos, porque como se dice en derecho: hecha la ley hecha la trampa.
4.      Cuando la Fiscalía es la que manda sobre la Policía Judicial, lo que verdaderamente se cumple es la voluntad de los que mandan y no de la policía que hace su trabajo, punto a parte los jueces que reciben de los abogados toda la jurisprudencia para defender a sus clientes, y como lo he escrito anteriormente, si las leyes están mal hechas, qué puede hacer el Juez, ya que si él absuelve o condena a un acusado cuyo argumento legal le permite demostrar su inocencia, aunque la sociedad le condene, el juez tiene que absolverlo y la culpa ya no sería del juez sino de abogado de la parte acusadora, que no defendió a su cliente como debía.
 5.      En conclusión, cuando un detenido sale en libertad, no solo es culpa de los jueces o de la policía y fiscal, sino de la innecesaria tela de araña de leyes que tenemos, unas contradiciendo a otras que ya están establecidas. 
 6.     Un Código Penal que está en constante evolución, unos documentos de aplicación que tardan mucho más del tiempo establecido.
7.     Y es así como nos miden el pendejómetro, la Asamblea reforma las leyes y las publica en el Registro Oficial, pero la policía, ni los jueces, ni los fiscales pueden hacer nada, porque el documento de aplicación no existe hasta mucho después de su vigencia y cuando sale por fin el documento de aplicación, la ley está en proceso de reforma, y así <<in secula seculorum>>.
 8.       Así que, las motos está bonitas y son importantes, pero no son necesarias para terminar con la delincuencia.
 Las motos y todo el equipaje policial, son como un bonito vestido de quinceañera, que cubre muy bien las ruedas de la silla en la que se moviliza la señorita, por bonito que sea el vestido no cubre la realidad.
 La realidad es que nuestra sociedad está enferma y lo peor es que queremos curar el cáncer con fiestas, publicaciones en los medios y letreros