jueves, 6 de junio de 2013

DONDE TERMINA LA JUSTICIA


Luis Litardo
Seguro el tema les parecerá un poco controversial, siendo que la justicia como virtud está destinada a no terminar y menos aun a desaparecer.

Con esta introducción podemos ya hacernos la idea de que no escribiré de la muerte de la justicia, sino de una especial suerte que recubre a los “justos” e “injustos” en una interminable sinfonía de oportunidades o como se veía en tiempos anteriores, las reiteradas vueltas que daba el carrusel que llegaba al pueblo antes de convertirse en la ciudad sofisticada y quienes jugábamos en ellas una veces nos invadía la gloria y otras el pánico.

Así está hecha la justicia, la misma que, aunque tengamos derechos, no siempre nos es favorable, es allí “donde termina la justicia” para nosotros; y, brilla para la parte contraria, sin embargo, el sinsabor queda en las bocas de quienes ha probado esta efímera derrota, contienda que al inicio aparece apetecible, dulce, con buena presentación, pero que en un instante podría pasar de bocado amargo a tormentosa.

Tal como los griegos la significaron mitológicamente en la diosa Artemis, aquella mujer  con una balanza en la mano y los ojos vendados, como quien pesa alguna sustancia sin tener presente el resultado a quien le es favorable, así es la justicia en su concepción más pura, donde los Administradores de Justicia, no con la espada en la mano sino con la balanza en alto deben pesar a qué lado cae la balanza por su propio peso.

Es allí donde se puede agravar la situación, es por ello que se mira a educar por medio de las prohibiciones y restricciones en la Función Judicial y en los Abogados en el libre ejercicio de su profesión, porque si bien todos tenemos derecho a ganarnos un sustento, la justicia en cambio no mira eso, sino al cumplimiento del <<derecho>> liberado de la <<legalista>> porque, más allá de pretender aplicar una ley, se mira a la satisfacción de la víctima, que si bien en varias ocasiones a lo largo de la historia se ha visto administraciones de justicia <<injustas>>, la misma historia como Madre y Maestra, nos ha enseñado que el daño social que se puede ocasionar cuando existen estos torcimientos en el área judicial, traer pérdidas para todos, es por ello que se crea una independencia del conglomerado de la administración pública, de tal modo que la única beneficiada de la ley y las normas sea la misma sociedad.

Pues entonces ¿Dónde termina la justicia? La justicia puede terminar: cuando la ley o el procedimiento no son favorables, cuando el Juez ha permitido que su decisión se vea afectada por intereses económicos o afectivos; en la ignorancia o negligencia del administrador de justicia, pero para la gran mayoría, la justicia ha terminado cuando las condiciones sociales en las que viven son abismales, allí termina la justicia para una gran mayoría identificados como delincuentes comunes, gente que se ve tildada por la misma sociedad, los mismos que como fieras se lanzan a devorar a sus enemigos, sin saber que muchas de las personas a quienes atacan están a su favor.

Allí termina la justicia para ellos, allí termina cualquier afán de decirle al administrador de justicia que su dolor social es inevitable, que su inteligencia ya no responde a estímulos afectivos, que su piel se hizo dura y recia para aguantar los golpes y vejaciones, la justicia termina allí,  cuando no puede explicar los por qué le devuelve a la sociedad estos males con intereses; y, parecería irónico, pero la gran mayoría de estos <<por qué>>, encierran mucha más justicia que la aplicada en los juzgados y tribunales.

Los derechos de las personas consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en tantos otros Tratados y Convenios Internacionales así como en las constituciones de los pueblos. Solo son el eco que repite lo que la Ley Natural reclama para cada individuo, surgido de sus entrañas; y, es de sabios entender que no se le puede quitar a la naturaleza lo que le corresponde, ella tarde o temprano reclama su lugar. Eso explica la presencia de enfermedades del cuerpo y eso mismo explica las enfermedades sociales que padecemos.

Pues entonces, ¿dónde termina la justicia? Si no es en el derecho, no se trata de darle a cada uno de lo nuestro, se trata de devolverle lo que le corresponde en todos los niveles. Porque en este momento más importante que ser legales es en extremo necesario ser rectos. Allí terminará la justicia su recorrido, e iniciará su recorrido el derecho. Entonces luego podríamos hablar con claridad de <<la terminación del derecho propio y el inicio del ajeno>> porque ya a cada uno se le ha devuelto lo suyo, entonces brillará  la justicia como el sol y nos alumbrará y cobijará a todos.

Nos toca entonces hacer un éxodo; emigrar, salir, dejar de lado los conceptos vacíos y la letra muerta e iniciar una nueva vida basada en el derecho y la rectitud de vida. 

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