Por: Luis Litardo
Al abordar este tema es necesario
reconocer que cuando se habla del amor, siempre viene a nuestra imaginación,
una imagen de perfección, de belleza, de confort y éxtasis existencial.
La imagen negativa del mismo, es
todo lo que ha logrado producir en nosotros una imagen contraria a lo antes
planteado. Dicho de esta manera, la ilusión primera no estuvo o fue efímera; y,
el impacto pudo haber sido muy doloroso.
La tentación de pensar en el amor
como sinónimo de perfección no está alejada del recto anhelo de los seres
humanos, ya que, por inclinación natural,
todos los seres humanos tendemos al bien como a nuestro fin y perseguimos nuestros objetivos como ese bien tan
anhelado.
El impulso de la voluntad nos lleva
a amar, realidad que socialmente se la vincula o se la separa de los
sentimientos, el cariño o el querer, en la consideración o no de la faceta
instintiva del ser humano, (sentir racional - vs - sentir animal).
Que se entiende entonces por amor
sino el movimiento de la voluntad hacia el bien, y el amor a una persona o a un
grupo de personas determinado, mueve la capacidad volitiva del ser a buscar el
bien de la persona o las personas amadas. Entiéndase el bien como aquello que
proporcionará al sujeto dicha y felicidad.
Este tema es aplicable a cada una
de las facetas de la vida, tanto en lo personal (amor a uno mismo) en la esfera
de la familia (jerarquía de valores) y a la esfera social (laboral o de
compromiso y justicia social). En estas etapas siempre que una persona actúa,
podría cometer muchos errores, (error de buena fe) faceta de la vida en que
ningún mortal queda excluido.
Cuando las personas de buena
voluntad actúan por el impulso de la bondad, el acto casi de inmediato podría ser
abordado por el error; la prisa y la euforia del momento podría hacer que un
acto en sí mismo bueno sea imperfecto en la forma o en el resultado que se quería
obtener. De allí se coligue que más allá de ver el fin de la obra hay que
primero examinar minuciosamente el fin del agente, el mismo que tiene que ser
bueno, además de haber empleado los medios honestos y haber previsto los
remedios al efecto malo que se podrían venir.
Cuando vemos que una obra no ha
salido a la perfección (en el juicio subjetivo) tenemos que entrar en la esfera
del sujeto agente, para poder dilucidad el fin propio del agente.
Aplicado esto, en todos los
aspectos de nuestra vida, nos encontramos a diario con personas que realizan
obras buenas que no son valoradas o bien apreciadas por pocos o por muchos; y,
se hace toda clase de juicios y conjeturas sobre una posible “malicia” sobre el
acto realizado, se piensa y se comenta cualquier cosa, se pone en tela de duda
su recto obrar y hasta su reputación, se cuestiona y se indaga hasta encontrar
algo que alimente los bajos instintos de quien desea poner en duda la honradez y
la dignidad del otro.
En el campo político eso es el
diario vivir, se ha dicho de todo contra el actual Presidente y vicepresidente,
se ha investigado, se ha pedido que hagan declaraciones, se han pedido un sinnúmero
de cosas para demostrar que el otro es honrado, cuando por principio de derecho
universal, la inocencia no necesita ser probada sino la conducta delictiva.
Todos los seres humanos dotados de
inteligencia sabemos bien que <<el amor no excluye el error>> que
por mucho bien que queramos hacerle a nuestro hijos no todo lo que les damos
les sirve para edificación, dicho esto en todos los campos, ya el afectivo, en
la asistencia económica, en el consejo, en el aspecto vocacional etc. Algo hacemos
mal contra quienes amamos, que a decirlo en el común -por nuestros hijos
estamos dispuestos a dar la vida.
Así es como sucede en todas las
esferas de nuestra vida, muchas personas buscan hacer el bien y otras ven en
ese bien el mal, o muchos realizando la cosa buena, resulta un efecto contrario
para alguien, que al sentirse perjudicado no juzga la bondad sino solo la obra
en relación a él.
Desde el punto de vista de la filosofía,
la maldad no existe en sí mismo sino en la imperfección de la cosa, como no
existe la oscuridad, sino en la ausencia de luz y así, podríamos aplicar este
principio a infinidad de cosas.
Por lo que mal esta juzgar o
permitir que se juzgue mal los actos que realizan las otras personas, sin la
debida motivación probatoria que determine en el plano de lo legal, la
imperfección del acto bueno, ya por negligencia, impericia, inobservancia,
complicidad, coautoría o cualquier otra categoría contemplada en el derecho o
en las ciencias destinadas al estudio del comportamiento y la conducta humana.
Tan saludable es no elaborar
juicios sin ser jueces, como es saludable nunca caer en el rumor sino en la
corrección del acto imperfecto.
Tener claro siempre esto, nadie
obra mal por ser malo (la maldad no existe sino en la imperfección del bien)
todos tenemos serias motivaciones para hacer o no hacer algo.
Hay que salir del juicio
precipitado y entrar en el análisis del contexto.