Poder viajar sin
yo mismo saber a dónde
Amanecer en un autobús
o cuarto de hotel
Poder dormir el
domingo,
desayunar con
calma el lunes y
caminar lento a
mi oficina.
Saludar a todos
los que aprecio y
no sentirme
obligado a saludar a los que no aprecio.
Saludar con
calma a la gente sencilla.
Ir a mi oficio
de abogado litigante.
Sentarme frente
al computador y
terminar de
escribir mi nuevo libro.
Nunca más creer
en la palabra confianza,
por ser cosa
finita.
Tachar gente de
la lista de confiables.
Alejarme de los
que tienen intereses creados.
Salir y correr
por las calles de mi ciudad.
Compartir con
amigos,
de esos que no
cambian.
Ya no reunirme
con pendejos.
Poder repetir
con mucha energía
un¡vete a la
mierda!
Tal como lo hacía
antes.
Pero no sé en qué momento cambió todo esto,
de pronto ya no me detengo a saludar,
solo hago un gesto medio raro,
ya ni tomo desayuno por la prisa de las mañanas.
Le estoy tomando fobia al estrado,
de tanto que no lo hago,
siento una lástima el no poder terminar mi tercer
libro,
libro que lo perdí por confiar
en un experto de la informática.
por estar en bagatelas como diría el poeta,
me olvide de vivir y
me apegue a quienes solo viven de intereses,
me enfermé y deje de salir a correr.
Ahora que falta me hace eso.
He dejado a mis amigos,
las tertulias y risotadas,
dejé estas hermosas reuniones
por reunirme con pendejos.
ahora es cuando necesito fuerza y
mucha decisión,
para poder romper con todo
en un simple y sonoro
¡vete a la mierda!